Si alguna vez has sentido como una angustia en el pecho, has estado estresada, angustiada, has sentido desmotivación por todo lo que haces en tu negocio, te ha bajado la creatividad,…Esto puede ser porque has tenido un indicio de burnout.
En el episodio anterior compartimos la historia de Tania Maurino, socia de mi agencia Neuro Agency.
Hablamos de cómo ella ha pasado por burnout y la manera de superarlo. Como el episodio se nos estaba quedando muy largo, decidí hacer otro para contarte una historia personal, mi propio burnout.
Mi propio burnout
Era septiembre del 2022 y un día me senté en el sofá y sin motivo aparente me puse a llorar. No entendía bien que me pasaba. Tenía muchos proyectos que estaban en camino, pero no estaba motivada por ellos.
La creatividad, que es uno de mis valores, se había difuminado, no me sentía nada creativa. Estaba agobiada y con un dolor en el pecho increíble.
Llorando desconsolada en el sofá, mi pareja George me preguntó “WhatsApp babe?” Y pensé, ¿qué me pasa?, ¿qué me está sucediendo?, y en ese momento comprendí que tenía que parar.
Os pongo en contexto de cómo fue mi vida los meses previos a mi burnout:
- Estuve viviendo entre Costa Rica y Brasil en 2021.
- Cuando regresé empecé un nuevo proyecto, el retiro de emprendedores Libélula Living con su primera edición en febrero de 2022. Todo el equipo estaba a full y además estábamos pasando por una post pandemia que aún el tema estaba candente.
- También mi pareja se instaló conmigo en mi propio piso.
- Lancé un nuevo servicio, el Método Amazona.
- Arranqué proyectos solidarios.
- Y viajé muchísimo, pero sin parar. Con esto del nomadismo digital que puedes trabajar desde cualquier lugar, te llevas el ordenador a cualquier sitio y esto se convierte un poco en una trampa porque acabas trabajando sin descanso. Estuve en Inglaterra, Bilbao, Austria, Tenerife, Fuerteventura, en un montón de lugares durante los primeros seis meses del 2022.
¿Y qué pasó?
Que llegó el verano y me di cuenta de que a pesar de irme de viaje o un fin de semana largo, no había conseguido desconectar ni cuatro días seguidos. Realmente había estado muchísimos días de vacaciones, pero no había desconectado.
En el primer semestre del año había tenido mucho volumen de trabajo, había lanzado nuevos proyectos y como guinda del pastel, no se me ocurrió otra cosa que estudiar un Máster en Neurociencias aplicadas al Liderazgo en MIT, la universidad más prestigiosa del mundo. En ese momento, desafortunadamente, estaba desconectada de mi energía femenina, la creativa, la del ser. Estaba en modo hacer, hacer y hacer.
Dejar de hacer y permitirse parar
En septiembre tenía planificados dos eventos presenciales en Mallorca. Eran eventos muy importantes para mí porque eran parte de mi estrategia para vender uno de mis servicios. Además, como es un lugar precioso, aproveché y le dije a mi fotógrafa que se viniese conmigo para hacer una nueva sesión de fotos.
Tenía los tickets del evento vendidos, mis tickets de vuelo comprados, todo agendado con la fotógrafa. Todo estaba en pie. Pero ese día, en el sofá llorando, me dio una señal de que algo no estaba funcionando bien, que tenía que parar.
Llamé a Tania, mi socia, amiga y coach, necesitaba poder hablar con alguien de tú a tú, alguien que me comprendiese, ese interlocutor válido para asegurarme de que había tomado la mejor decisión, aunque antes de llamar a Tania, la decisión ya estaba tomada. Cancelé los eventos en Mallorca.
Estaba cortando de raíz a nivel de estrategia de negocio y de facturación. Tuve que sacar uno de mis valores, el coraje y decidir parar porque, ¿a qué precio estaba pagando querer llegar a esta facturación?
Sabía que si cancelaba estos eventos tenía que buscar otra manera de encontrar esa facturación extra que quería como objetivo anual. Pero estaba clarísimo que no quería que fuera a costa de mi salud.
Actuar con coherencia y honestidad
Envié un email personalizado a todos los asistentes que habían confirmado para devolverles el dinero del evento y decirles que no hacía el evento por temas de salud mental. Porque literealmente no podía.
Uno de mis valores también es la transparencia y podía haber puesto una excusa de “por motivos personales”. Pero no, la realidad era que no podía con mi puta vida, no podía continuar así.
Estaba triste, poco creativa, había perdido el rumbo de mi propósito y estaba desconectada de mis valores.
Esta no era la manera. Así que lo cancelé todo.
Además, estuve como un mes sin publicar en Instagram y, si me sigues por las redes sociales, sabrás que soy muy activa y, que me pase un mes sin publicar es mucho tiempo.
A finales de mes me vi con un poquito más de fuerzas de hacer un post y explicar realmente lo que me estaba pasando. Ahora lo miro con perspectiva y pienso que tenía que suceder de esa manera, porque me hizo parar y empezar a hacer un acercamiento a mi negocio totalmente diferente. Un acercamiento enfocado a emprender:
- De manera más consciente
- Con paz mental
- Con cerebro y corazón
- Reenfocarme
- Dejar de trabajar con algunos clientes y atraer otro tipo
El momento de mi transformación
Y de ahí empezó a surgir una transformación muy fuerte dentro de mí, de mi negocio, de Neuro Agency y algunos cambios que aún no habéis podido ver, pero que si nos seguís por redes sociales en @gladis_cali y @neuroagency.es os iremos desvelando poco a poco.
Los primeros cambios radicales que estoy haciendo en mi empresa y en mí como marca, los comunicaré a través de Newsletter, que es una comunidad más cercana que ya ha confiado en mí. Ahora que estás leyendo esto, si tienes interés en saber todo lo que va a suceder. Suscríbete aquí a la neuroletter, donde cuento un poquito más mis intimidades y novedades y, por supuesto, también los eventos que organizo.
Formar parte de una comunidad
Y, ¿por qué comparto todo esto contigo? Porque este burnout ha sido diferente a uno que tuve hace muchos años, cuando fundé mi primera empresa.
Me levanté un día y del dolor tan grande que tenía en el pecho me tuve que arrastrar al baño porque no podía ni caminar. En ese momento yo no estaba trabajada personalmente, no tenía ninguna comunidad de mujeres y tenía menos experiencia.
Y peté, pero muy fuerte.
Todos estos años de trabajo personal, de juntarme con mujeres que me inspiran y tener un grupo de soporte que me sostiene, me ha ayudado a ir trabajando cada vez más en mí y que este burnout no llegara a ser un problema de salud grave. Que me diera cuenta de que algo no estaba funcionando y antes de llegar al burnout decidiera parar para reestructurar lo que estaba haciendo con mi vida profesional y personal.
El aprendizaje que quiero compartir contigo es que, cuando hablo de ser una CEO Consciente, no hablo simplemente de ser una buena líder, de expandir tu propósito. Para mí ser una CEO Consciente es ser muy consciente primero de quién TÚ eres, de trabajarte continuamente. Cada reto que superas en la vida tienes que:
- Enfrentarte a nuevos desafíos
- Seguir evolucionando
- Seguir transformando creencias limitantes en creencias potenciadoras
- Seguir aprendiendo a gestionar tus emociones. Cada persona, aprendemos, escuchamos y entendemos nuestras emociones de manera diferente.
Hoy mi invitación para ti es que seas compasiva contigo misma, no me refiero a que te des así el golpecito diciendo “pobrecita de mí”. Hablo de que te aceptes, ames, cuides, agradezcas y escuches.
Todo esto, a veces hacerlo sola es algo complicado. Lo que más me ha ayudado y me ha dado ese salto cuántico de comprenderme mejor y ser una CEO Consciente, ha sido rodearme de comunidades de otras mujeres con las que compartir.
El episodio de hoy me gustaría terminarlo con una pregunta:
¿Qué comunidad de mujeres tienes para sostenerte?
Muchas gracias por quedarte hasta el final y nos vemos en el siguiente episodio.